En 1991 llegó a ser la indiscutible reina del tenis mundial, a sólo dos años de haber pasado al profesionalismo, dando por finalizada la hegemonía de Steffi Graf con ciento ochentiseis semanas como número 1.
La vida de Mónica Seles con el tenis no podía ser mejor hasta el 30 de abril de 1993. Esa fecha la marcó para siempre. Un fanático de Steffi Graf (Gunther Parche), dolido con la jugadora de la ex Yugoslavia por haberle quitado la primera posición del ranking WTA a su ídola, la apuñaló en uno de los descansos del partido que Seles estaba disputando contra Magdalena Maleeva por los cuartos de final del torneo de Hamburgo.
La jugadora quedó afectada psicológicamente. Y aunque le costó luchó para salir. Recien logró volver a las canchas después de dos años y tres meses. Su regreso no fue igual. Jamás volvió a ser la misma jugadora.
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